Las experiencias vocacionales orientan a los jóvenes poblanos
a escoger su vocación
Por Shayleen Cabrera
Desde
que empieza el bachillerato emerge una presión descomunal sobre los jóvenes por
escoger la profesión a la que, en palabras de profesores y familiares
obstinados, te dedicarás hasta el “último día de tu vida”. Con razón la
elección de carrera se vuelve una tarea ardua para los jóvenes.
El
proceso personal de selección de carrera puede ser un camino empedrado lleno de
prejuicios, influencias y deseos ajenos.
Recuerdo
que en mi último año de preparatoria comenzaba la carrera contrarreloj para escoger
una carrera y una universidad. En esa época surgían muchos cuestionamientos
entre mis amigos: ¿qué van a estudiar?, ¿a dónde se irán?, ¿nos volveremos a
ver? Las emociones estuvieron a flor de piel ese último semestre.
Todos
parecían tener una primer, segunda y hasta tercera opción de carrera, por si
dudaban… o por si no pasaban el examen de admisión. Desde ciencias de la salud
hasta artes y humanidades; por otro lado también había varios que no sabían ni
papa sobre su futuro, ni seguros estaban de querer seguir estudiando.
Por
casos como ellos, teníamos una materia llamada “Orientación Vocacional” que fue
obligatoria y tenía como finalidad guiar a los estudiantes hacia una vocación a
partir de sus gustos y habilidades. ¿Nos fue de ayuda? La verdad no, la docente
no estaba lo suficientemente preparada y sólo nos daba actividades de chocolate
que hacían de todo menos orientarnos vocacionalmente, pero en fin, esa fue mi
experiencia con el sistema educativo mexicano.
Muchos
compañeros buscaron orientaciones externas al bachiller en forma de test
realizados por terceros que parecían arrojar resultados bastante exactos y
muchos otros se esperaron hasta la feria vocacional donde se presentaban
docenas de universidades con sus ofertas académicas y sus bolsas personalizadas
llenas de plumas, cuadernos, agendas, pelotas y termos, los objetos suficientes
para comprar nuestra atención.
Las
universidades te explicaban sus planes de estudio, sus apoyos económicos y te
presumían de sus grandes instalaciones. Se
mostraban cómo la “mejor opción” para tu futuro profesional, o lo que fuera
para engancharnos; y pesar de sus ofertas académicas muchos aún no sabíamos con
claridad qué estudiar, digo, ya sabíamos a que universidades queríamos aplicar
pero ¿para qué carrera?
Es por
esto que las orientaciones vocacionales son de suma importancia para dirigir a
los jóvenes hacia su mejor opción, independientemente de conveniencias e
influencias externas.
Por
esta razón, la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) realizó
su experiencia vocacional anual dónde se le invitó a los jóvenes a deslumbrarse
con las ofertas y oportunidades
académicas que ofrece la universidad. Es por dinámicas de este tipo que los
jóvenes pueden enfocar sus esfuerzos y atención en lo que realmente les
apasiona porque las experiencias vocacionales forjan decisión.
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